Esta es una mini historia: mi compañera se aproxima a la sala de desayuno y escucha unos gritos, un poco alarmada entra y ve al director de la escuela que se levanta y, dirigiéndose a los alumnos en tono estricto y acento de granjero les grita:
— No quiero que creéis ningún problema aquí porque ya os aviso yo de que no voy a poder sacaros de la cárcel si nos metéis en líos. Esto es Francia y aquí no tienen derechos ni Constitución.
Se hizo un gran silencio…. La guía no sabía dónde meterse y cruzó los dedos esperando que el personal del hotel no se hubieran percatado, o entendido, lo que acababa ella de escuchar. Más que nada por aquello de “liberté, egalité e fraternité”…