Este tour fue muy especial. La empresa para la que trabajé durante años, Eftours, organizó una experiencia piloto en Europa: un encuentro internacional de 1500 personas sobre Innovación y el Futuro de la Educación, en Davos, Suiza. Sí, donde hacen las reuniones del Fondo Monetario Internacional, el club Bilderberg, y otras organizaciones.
En nuestro encuentro tuvimos conferenciantes de la talla de Sir Ken Robinson.
Salimos unos 50 tours de diferentes partes de Europa. 5,10,15 grupos según país.
De España fuimos 5 tours que comenzamos el mismo día, con lo cuál los grupos íbamos en paralelo y coincidíamos en algunos hoteles, restaurantes, actividades, tiempo libre etcétera. Esto aumentaba la diversión e interés en ese tour. Si r en paralelo con otro grupo solemos disfrutar mucho los guías, coincidir con con 5 compañeros es una auténtica delicia.
Los primeros días fueron por España, Francia, Italia. Al cabo de la semana llegamos a Davos para asistir a los 3 días de conferencias y talleres. La experiencia prometía ser muy interesante y lo fue.
Las más de 1000 personas que asistíamos al evento estábamos repartidas en unos 50 hoteles. La mayoría no muy grandes y algunos, como el mío, en donde se desarrolló la anécdota que contaré, eran pequeños hoteles familiares.
Mientras los estudiantes realizaban actividades, los guías disfrutábamos de tiempo libre, algo novedoso para nosotros. Eso sí, teníamos que estar localizables en todo momento.
Un día estaba yo disfrutando con mis compañeros en lo alto de la montaña cuando recibí una llamada. Era del hotel: uno de mis estudiantes había roto una silla y tenía una actitud chulesca. La recepcionista me dijo que como buenos suizos no podían aceptar esa actitud. Así que buscaban inmediatamente que fuéramos a solucionar el asunto, tanto los profesores como yo.
Eso fue uno de los muchos momentos en los que como guía te das cuenta de cómo todo puede cambiar en décimas de segundo. Sí, en la vida en general es así, pero en un tour estos cambios se dan con más frecuencia.
Expliqué lo ocurrido a mis compañeros, me despedí de ellos, cogí el teleférico de bajada y comencé a buscar a los profesores del estudiante y dirigirme al hotel.
Una vez allí comprobé qué ocurría exactamente..
Y pedir perdón. Ídem.
Me gustó mucho. Muy fuerte.
Curiosamente en estos días nos dieron una charla sobre lo que más se valora al pedir una disculpa es el hecho de expresar arrepentimiento y perdón.
Besos a Vera la Viajera